Ayer, después de un día de locos que acabó a las 22.00 de la noche, tras una larga reunión, tenía que ir a mi casa nueva a recoger unas cosas y, sin darme cuenta, me vi envuelta por la oscuridad de la noche, prácticamente rodeada por arboles y envuelta en el maravilloso cantar de los grillos.
Me quedaría ahí toda la noche, dejándome llevar por esos sonidos que me transportan a mi infancia cuando iba con mi hermana a buscar leche de vaca recién ordeñada y jugábamos con luciérnagas.

ME ENCANTA DONDE VIVO.
¿Os ha pasado alguna vez?
¿Hechais de menos cosas que en la infancia disfrutabais sin daros apenas cuenta?